Manuel Larrañaga Sardiñas
¿Qué somos?
¿De dónde venimos?
¿Hacia dónde vamos?
Cuando en La Habana llueve es un día especia el olor del agua y la humedad en el ambiente es algo casi mágico. Y el estado de ánimo que lo posee a uno es indescriptible.
Por supuesto también está el lado negativo de las cosas:
¿Qué edificio se ira a caer esta vez?
¿Se tupirán de nuevo las alcantarillas?
¿Ira a trabajar alguien hoy?
Que son las preguntas más normales que cualquier persona acá se hace. Incluso acabo de oír sirenas de ambulancia, lo cual pudiera ser una respuesta para cualquiera de esas preguntas.
Pero así es la naturaleza de las cosas, estés donde estés.
Pero la verdad es que amen de todo cuando en La Habana llueve, es diferente todo y la ciudad toma un encanto que los que no estén acá deben de extrañar mucho, sobre todo cuando sales con zapatos nuevos, y se te mojan y llegas empapado a tu casa y miras para atrás y te recuerdas cuando eras niño como te gustaba bañarte en la lluvia.
Y ya al final de la lluvia, 5 minutos luego de que escampa, la mejor parte: un sol que raja las piedras.
PD: Los días como hoy me recuerdan una canción de ¨Los Zafiros¨: Habana, Habaaaanaaaa…
Me gusta tu manera de enfocar la realidad cubana,en realidad es problema grave para el chofer del carro y sus tripulantes y ala ves y una diversion para los muchachos que al final,no se si ayudan o se divierten pero algo positivo salio seguro.Felicitaciones.